miércoles, 17 de octubre de 2007

Batallas

Esta noche no puedo dormir y sin embargo creo que no quiero hacerlo. Estoy cansada pero quiero disfrutar este momento en el que todos duermen, este momento en el que me creen dormida y no lo estoy. Y como suele pasar en estas noches de uno mismo los recuerdos empiezan a trepar por las piernas, las dudas asoman por las orejas, la serenidad me recorre tímidamente el estómago y la calma besa mi nariz. Y medio adormilada disfruto plenamente esta pequeña lucha contra el sueño. El silencio. Y no me importa nada que esté más allá de este momento,sólo vale esta pequeña cita conmigo misma.

martes, 18 de septiembre de 2007

Locuras heredadas

Las familias. Compartir una misma sangre, mismos genes, la boca del tío, las manos de tu madre, los ojos de tu padre, la mala leche del abuelo. Te toca y punto. Y yo hoy lo vuelvo a recordar. El culebrón Fuente Dallas y todos las capítulos de esta novela particular. Y me sorprende cómo vamos sobreviviendo a nosotros mismos, como cada uno ha ido encontrando su forma de reescribir sus roles en esta serie poco seria. O quizás demasiado seria, según se mire. Y también reafirmo la idea que venía intuyendo desde hace ya bastante tiempo y es que manos diferentes, ojos de distintos colores, narices más grandes más pequeñas, la sangre y los genes, da igual. La familia se reinventa. Pero sin embargo, porque en todas las buenas historias siempre hay un sin embargo, hay estructuras que siguen quedando, el guión original resurge debajo de la tierra y sigue caracterizando lo que soy. Los ausentes por causas mayores y los que se han ido ausentando por causas.., no sabría qué decir, probablemente por causas ajenas, heredadas, idiotas, tristes. Esos ausentes también duelen, porque su ausencia es voluntaria. Y es que en todos estos enredos y revueltos de narices, ojos, cejas y manos, cada uno elige su forma de sobrevivir. Y yo, como en muchas cosas, persigo aún esta utopía, ese guión original, tal cual lo dejasteís, y por eso aún me duelen las locuras heredadas.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Life, Exilio, Colibrí, Vaivén, Poemario, Codo, Yo

Creo que tengo un poco de blogtitis impulsiva, dícese de la necesidad constante de crear nuevos espacios. Pero todo tiene una razón y es que siento que tengo que separar las cosas, crear nuevos espacios para otras partes de mí. Pero al final todo acaba impregnado por todo. Al fin y al cabo, así soy con todo. Lifevest fue el originario, el pionero, la mezcla de todo. Despúes vino Poemario, impulsado por la necesidad de poner en un lugar tantos poemas que siempre me han acompañado, que encuentro o que son algo de mi. Exilio deja constancia gráfica de una etapa. Codo a Codo es un proyecto común y ahora por último Vaivén o ColibriPolicromo, que pretende ser un hueco donde pueda escribir yo. Lifevest también es un espacio para eso, pero al final acabo cohibida. Pienso que al mezclar la pagina con palabras de los grandes, las mías no tienen cabida. Así que espero encontrar aquí un hueco para eso. Sin estética, sin rimas, sin nada más que palabras mías. Escribir por Escribir, a ver si es verdad. Aunque sé que no voy a dejar de ser yo, ese pequeño caos que se inhunda a sí mismo de sí mismo.

sábado, 25 de agosto de 2007

Una tarde de sábado

Tarta de manzana sin cuajar, lluvia de agosto, y leo dosando suavemente la nada para no lastimarse, polarización relativa, pies negros, escribir por escribir, me gusta la palabra vaiven, reconocer es reconocer y viceversa, me gustan las palabras felices, recordar me hace sentirme viva y sentirte vivo, compartir las palabras, mona bosteza, la tarta se quema y no se cuaja, croqueta verde en aspirina con sombrero, seguimos siendo los reyes, el olor a panadería se mezcla con el olor a lluvia, menuda catarata de palabras, no pensar, vivir en Bruselas o en Berlin, o mejor Paris, incertidumbre, volar, crecer, miedo, maldita razon, malditas utopias, sigo leyendo despertar con exacta conciencia de que en ese momento empieza una increible equivocación, por favor no lo hagas, una rayuela en la acera, tiza roja, tiza verde. CIEL. Desahogo, libertad. Sentir el amor sin enamoramientos. Yo no soy Claudina. Quien me ha robado el mes de agosto? una pared con postales, escucho el ronroneo de un avión, mona me observa, me llama cascarolo, una tarta fuera sin cuajar, voy a la ducha, frota frota los pies. Abro un libro y elijo una página y una palabra al azar y es...¡zapatos! (Rayuela, capítulo 23, página 141, quinta línea, quinta palabra, la frase completa es: el agua en los zapatos.)